Conjunto Histórico- Artístico de San Francisco
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Cómo llegar: El acceso más cómodo para ir al barrio de San Juan es tomar la carretera insular CI-18.11 en su enlace con la autovía Gran Canaria –1, a la altura del barrio de Marpequeña y el parque comercial de Telde, si se viene del Sur. Desde Las Palmas de Gran Canaria, el acceso está junto a la salida de la autovía hacia el Parque comercial de Telde. Una vez en la CI-18.11, conocida como avenida del Cabildo, a tres kilómetros está el núcleo urbano de Telde. Para ir a San Juan, se toma la desviación a la derecha justo antes de llegar a una gran rotonda, denominada Dahora y distinguible por su confección escultórica, con unas grandes estructuras de metal y cristal que se asemejan a cabezas de pájaros. Lo más cómodo es seguir la calle en la que se desemboca desde la avenida, porque lleva hasta el gran parque de San Juan. Junto al parque hay una amplia zona de aparcamientos desde donde se divisan las torres de la iglesia de San Juan, elemento que nos puede servir de guía, pues las entradas al barrio de San Francisco pasan necesariamente por San Juan. Si se opta por el transporte público, la mejor opción es tomar la línea 80 en Las Palmas de Gran Canaria. Salen cada 20 minutos desde las 7.00 hasta las 21.20 horas. La parada que viene bien para la visita al casco histórico de Telde es la situada junto a la rotonda de Dahora. Elegiremos la entrada a San Francisco en función de si nuestra visita es una continuación de la de San Juan o independiente. En este caso, lo mejor es abordar el paseo por este barrio al salir del museo León y Castillo, situado en la calle del mismo nombre. Así, la entrada la realizaremos por la calle Carlos Navarro. Otras entradas posibles son desde la plaza de San Pedro Mártir, por la calle Inés Chemida, que comienza al lado de la plaza de San Juan, o por el callejón de la Fuente. Duración estimada de la visita: 45 minutos. Historia del lugar: Telde asienta sus raíces en la historia desde la época prehispánica. Se sabe que fue uno de los dos grandes núcleos o reinos de la antigua Tamarán (Gran Canaria) y tanto la ciudad como todo el municipio están llenos de vestigios de los antiguos canarios, con alrededor de un centenar de yacimientos arqueológicos. Asimismo, existen referencias a Telde anteriores a la Conquista. La más llamativa es la creación por el Papa Clemente VI del Obispado de Telde en 1351 a solicitud de los primeros pobladores europeos de las Islas. Posteriormente, en 1386, frailes carmelitas y agustinos se asientan en la ciudad, hasta que en torno a 1391 fueron despeñados por la Sima de Jinámar por los isleños. A partir de la Conquista, en 1483, Telde pasa a ser una ciudad agrícola, industrial y comercial, rica y próspera, con una notable vida social y cultural, siendo la cuarta ciudad más poblada del Archipiélago. Ruta: La ruta por el casco histórico de San Francisco invita al recogimiento, tal es la paz que desprende a cualquier hora del día. Da igual el momento en que se haga, porque de lo que se trata es de pasear por las calles e impregnarse de ese ambiente de tranquilidad que acompaña siempre a éste barrio conventual. Parece detenido en el tiempo, tanto por su cuidado aspecto como por la ausencia de actividad en unas calles que aparecen prácticamente desiertas. Ninguno de sus edificios está abierto al público, ni siquiera la iglesia, por lo que la visita no se halla sometida a horarios. Tampoco hay en el barrio ningún local donde se pueda reponer fuerzas comiendo y/o bebiendo algo. La visita pasa necesariamente por el barrio de San Juan, ya que San Francisco ha quedado rodeado por éste. De hecho, los dos barrios están considerados como un único Bien de Interés Cultural, cuya declaración se remonta a 1981 con la categoría de Conjunto Histórico Artístico de los barrios de San Juan y San Francisco. Este espacio estuvo ocupado ya en la etapa prehispánica de Telde y dan fe de ello los restos aborígenes que se han encontrado en la zona en distintas épocas. La colonización sería el comienzo de la formación del actual San Francisco. En sus orígenes se llamó Altozano y fue un lugar de asentamiento de campesinos, trabajadores al servicio de los señores que vivían en San Juan. Se trata de casas bajas, tanto de una como de dos plantas, con techos a dos aguas y plantaciones anexas, huertas, que no jardines. Las casas, encaladas, están dispuestas en un entramado urbano de calles empedradas, estrechas y laberínticas, que recuerdan a los cascos antiguos andaluces. El tráfico por las calles está limitado a los residentes en el lugar, que son pocos, lo cual contribuye a crear ese especial ambiente de sosiego difícil de encontrar en cualquier otro rincón de la bulliciosa Telde. El barrio tomó el nombre de San Francisco a partir de 1610, cuando la orden franciscana construyó el convento y la iglesia, justo en la zona más alta del barrio. Recuerdo de esta época son las diversas cruces que encontramos en las calles, puntos donde se celebraba el vía crucis por los monjes franciscanos. Al conjunto formado por la iglesia y la plaza de San Francisco se puede llegar por distintas rutas, pero recomendamos pasear sin prisa por las calles y dejar esta parte para el final. Así, si entramos por la calle Carlos Navarro, podemos continuar por su prolongación, la calle Carreñas, hasta Portería para llegar hasta la plaza y la iglesia, pero conviene detenerse en cada recodo y asomarse a los callejones. Disfrutaremos de ese paseo tranquilo, observando el cuidado aspecto de las casas, incluso de las que están visiblemente deshabitadas. Nada más entrar al barrio desde la calle León y Castillo por Carlos Navarro, se encuentra de frente el callejón de la Fuente. Aquí basta con asomarse para luego retroceder y tomar rumbo hacia la calle Carreñas. Dejamos atrás, a la derecha, la calle Tres Casas, donde nos encontramos en el número 1 una inscripción que indica que en la vivienda nació el poeta Julián Torón. Comenzamos la ascensión por Carreñas, ligeramente pendiente, echando una mirada hacia la calle Altozano, que confluye con ésta en el punto donde queda atrás Carlos Navarro. Avanzando por Carreñas llegamos a su unión con Portería y con otra de las entradas al barrio por León y Castillo. Desde este cruce, mirando hacia el noroeste, en dirección al acceso, divisamos, en medio de árboles y palmeras, la chimenea de la Máquina de azúcar, que es la antigua fábrica de ron de Telde, y el barrio de Tara al fondo. En el cruce, tomamos la calle Portería. Al fondo, vemos ya la fachada de la iglesia y la plaza de Los Romeros, pero antes, a la altura del número 13, nos pararemos para observar con detenimiento la casa de los Sall, la vivienda de la familia materna del pintor canario Manolo Millares Sall. La iglesia de San Francisco se levanta en el lugar que ocupara la ermita de Santa María La Antigua. Su planta es simple, formada por dos naves, una de ellas añadida en el siglo XIX. Pero sólo la podemos admirar por fuera, pues no tiene horario de visita. El lateral del templo da a una pequeña placita con fuente, uno de los tantos rincones con encanto de este barrio. La plaza de Los Romero invita a detenerse. Ofrece una panorámica del tramo final del Barranco Real de Telde. Mirando en esa dirección también se puede ver el barrio de Cendro, antiguo asentamiento aborigen, con casas cueva. Y hacia la izquierda, barranco arriba, también se avista Tara, otro de los antiguos poblados del que fuera el segundo gran núcleo urbano prehispánico de la Isla. En este punto caben dos posibilidades para seguir la ruta. Se puede bajar por la calle Santa María, que discurre paralela al barranco, hasta la calle Baladero o Bailadero o seguir por dentro del barrio, empapándonos de sus callejones. Esta segunda opción resulta más atractiva y entretenida. Pasaremos por la plazoleta de la fuente hasta llegar a Inés Chemida. En este punto podemos apreciar un detalle curioso que veremos en varias de las calles de San Francisco: su doble inscripción, con el nombre escrito de dos formas distintas. Sucede en Inés Chemida, donde también se lee Inés Chimida, en la inscripción más antigua. Asimismo, se puede apreciar más adelante, en Bailadero, donde se indica “antes Baladero”. La salida del barrio por Inés Chemida hacia San Juan nos deja un hermoso recuerdo del barrio, no en vano se trata del acceso más espectacular a San Francisco, con el acueducto del siglo XIX como nexo entre el barrio de los trabajadores y el de los señores. El acueducto será lo último que veamos de San Francisco, pero, antes de llegar al cruce con el Bailadero, no se puede pasar de largo ante la calle Huerta, donde queda clara la factura mudéjar del barrio, entre buganvillas y paredes blancas. Al principio del Bailadero llaman la atención los restos de una casa aborigen y al final, la casa de Betania, antes lugar de retiro de las monjas salesianas, que se ha convertido hoy en un espacio de ocio, especialmente adaptado para actividades extraescolares. No está abierta al público, por lo que si ya estamos cansados, se puede apreciar de lejos, cuando marchamos por la zona donde está el acueducto. Y pasado éste, llegamos a la plaza de San Juan. Observaciones: La mejor forma de hacer esta ruta es justo después de haber visitado San Juan. También es posible unir las rutas, entrando por Inés Chemida, después de haber recorrido buena parte de San Juan y a falta sólo de la casa museo León y Castillo. Esto supondría recorrer San Francisco justo en el sentido contrario al que hemos sugerido aquí y salir por la calle Carlos Navarro, para desembocar de nuevo en San Juan, justo enfrente del museo y acabar la visita al casco histórico de Telde en LA Casa Museo de León y Castillo, que permanece abierto de lunes a viernes, de 8 a 20 horas; y los sábados, domingos y festivos: de 10 a 13 horas. |
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